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Ismael Ramírez
Ismael Ramírez
Especialista en Medicina Familiar. Maestro en Farmacología. Dr. en Investigación Psicológica

Pseudociencias médicas II. Charlatanes

22 febrero 2025
|
05:00
Actualizada
23:30

Antes de continuar con la siguiente pseudociencia abordaré un tema crucial y ausente en la educación médica formal: la charlatanería, es decir, una forma consciente de hacer engañar en los cuidados de salud.

El charlatán puede tener títulos universitarios formales incluso doctorales. También puede ser alguien sin carrera, puede ejercer la medicina occidental clásica; puede ejercer una pseudociencia, puede ejercerlas ambas. Hoy en día es común que una sola persona ejerza reiki, homeopatía, reflexología, dietas extravagantes, acupuntura en sus diversas modalidades, etcétera.

Cada vez más médicos con títulos universitarios genuinos asumen este perfil. Es común que “le den al cliente lo que pida”. Si estas personas no cobraran por sus servicios ni aceptaran donativos podría pensarse que realmente creen en lo que hacen, aunque no tenga sustento científico. Para muchos, son pseudocientíficos es su forma de vida. Habrá que distinguir a las medicinas autóctonas, los chamanes, personas que no lucran y que reúnen conocimientos transmitidos por generaciones, muchas con significados de orden ceremonial. ¿Quién duda hoy en día de los efectos reales de plantas ligadas a culturas milenarias como el peyote, la ayahuasca, el opio de la amapola? ¿Qué mexicano no aceptaría un té de yerbabuena (menta) cuando el espasmo del intestino irritable no deja dormir? Tratándose de yerbas de uso común en las yerberías del Centro de Guadalajara sugiero ver a García de Alba, 2012 (1).
Definamos charlatán . Según el Diccionario de la Lengua Española, un charlatán es un embaucador, engañador, embustero que habla mucho y sin sustancia (merolico, chachalaca, otros) (2). En español mexicano, se adiciona que el charlatán presume conocimientos que no tiene . El Diccionario de Español de México relaciona la charlatanería con la política y la publicidad (3).

El charlatán engaña a todos, letrados e iletrados
Una precisión importante es desmontar el mito de que los charlatanes son capaces de engañar, embaucar sólo a las personas con bajo nivel escolar o económico. Por el contrario, la historia demuestra durante milenios que “la charlatanería sigue conquistando con la palabra a cualquier persona de todo nivel socioeconómico” (Mendoza y otros, 2018; citado por Moreno-Castro (4). Buena parte de esta columna referirá el trabajo de Carolina Moreno Castro, sobre los relatos en la charlatanería en el mundo occidental desde alrededor del año de 1400 (4). Reconoce que no es fácil distinguir la charlatanería del esfuerzo profesional honesto, y pone el ejemplo del Francisco José Balmis, quien dirigió la Real Expedición Filantrópica de la vacuna de la viruela. En el período que va de 1803 a 1810, Balmis había traducido tratados internacionales sobre la naciente vacunación. A partir de su experiencia y conocimiento y sin buscar ganancia material, transportó la vacuna contra la mortal viruela desde España a México por el único medio posible en la época, aplicando linfa fresca (líquido subcutáneo) del hombro de cada niño. Así, hasta llegar al puerto de Veracruz y seguir reproduciendo la vacunación (4). Una proeza científica y humanista sin duda. Note estimado lector, la solidez de las teorías científicas detrás de la proeza: “La viruela es infecciosa, se pasa de persona a persona. La vacuna derivada de la aplicación de la vacuna del ganado que ha protegido a los ordeñadores de la mortal viruela, ha protegido a las personas, como demostró Jenner. La vacuna se mantiene eficiente si la linfa de un vacunado se pasa a otro”… Como nota, si yo fuera homeópata diría ¡qué maravilla! “Lo similar cura a lo similar”. Pero resulta que los homeópatas se oponen radicalmente a las vacunas (los seguidores coherentes de Samuel Hanneman). Ya tocará el turno a este tema casi tabú.

Sigo: Balmis fue considerado un desquiciado por muchos de su tiempo. Cuando regresó a España dijo “yo regresé a España, no como los charlatanes y los curanderos, que vendiendo sus drogas, han sacrificado a los pueblos para llenarse los bolsillos, sino como un profesor instruido en la materia, deseoso de procurar el bien público”. (4.p. 24).

Así, la historia permite ver a la distancia, con claridad, quién ha sido charlatán y quién un visionario honesto. En el Siglo de Oro español, se llegó a considerar el engaño ¡como arte! El arte de convencer con la verborrea, el “arte de vender pócimas misteriosas y de lejanos lugares”. Así, antes y hoy se sigue prometiendo poblar de pelo el cuero cabelludo de los calvos; curaciones morales para la envidia con fruta fresca (al menos, buena dosis de antioxidantes). Romberg (2003), citado por Moreno-Castro (4) distingue de entre los curanderos de Puerto Rico a los portadores de sabiduría y medicina popular, de los charlatanes impostores. El desarrollo de la farmacología a partir de la herbolaria y fuentes animales y minerales, nos hace recordar a Sylvius (1614-1672) quien teorizó que las terapias podían ser de orden terrestre (plantas, animales, minerales), de origen celeste (sol, lluvia, granizo), y de orden espiritual (consuelo, oración).

Un médico bien formado recuerda de inmediato que originalmente, la medicina buscó aliviar muchas veces, curar cuando era posible, pero CONSOLAR SIEMPRE. De nuevo aparece la esencia de la medicina: buscar conocimiento para hacer la vida menos dura, reducir el sufrimiento.

Puntos que caracterizan al charlatán
El charlatán tiene remedios milagrosos para todos o casi todos los males humanos. Ofrece al menos una panacea que cura, previene toda enfermedad o padecer… La obesidad, la melancolía, la falta de amor, el SIDA, la locura, las secuelas del COVID largo… la diabetes, la falla renal, las demencias, el cáncer.
Erzard Ernst, quien ha dedicado su vida al análisis de las denominadas “terapias alternativas”, considera que menos del 5 % de estas terapias tiene algún apoyo científico El resto (95%) carece de pruebas de efectos específicos (4.p.36). Este investigador diseñó una lista de 9 puntos que describen al charlatán. Un principio central es que un charlatán verdaderamente comprometido con la charlatanería busca hacerse rico con su práctica, por eso el noveno punto”.

Consejos para convertirse en un exitoso charlatán
1. Encuentre una terapia atractiva y dele un nombre FANTÁSTICO (Bio-decodificación” suena genial; “terapia enzimática”, ¡guau! “Constelaciones familiares”, evocador de lo que me falta ).
2. Invente una historia fascinante ( puede contar con la ayuda de amigos, actores, políticos, gente de la farándula… ).
3. Añada un poco de pseudociencia… ( si estudió medicina, enfermería, otras carreras de la salud, úselas sin rubor ).
4. NO OLVIDE, AUNQUE SEA UN POQUITO, DE SABIDURÍA ANTIGUA.
5. AFIRME TENER UNA PANACEA… ( después de Donald Trump ya no hay imposibles. Recuerde que sugería usar detergente y cloro para el tratamiento del virus del COVID ) (5).
6. Aprenda a tratar con los infaltables escépticos que piden pruebas científicas.
7. Debe aprender a hacer trampas con la estadística y la metodología. ( Niegue la existencia de efectos clínicos debidos a los significados psico-culturales de las personas ).
8. Asóciese con los grandes farmacéuticos. ( Si su producto se empaqueta profesionalmente y se vende en farmacias, crecerán sus ventas como espuma ).
9. Pida dinero, mucho dinero. ( Lo suyo no es cosa menor. Recuerde: mientras más caro un producto, más efectivo aparece al ojo incauto ).
Las cursivas son del autor de esta columna, el resto es de Erzard.
Hay una práctica creciente de médicos con prestigio personal que “recitan” en congresos y cursos médicos el mensaje que las farmacéuticas les dictan. Incluso, la empresa elabora las diapositivas de la conferencia (llegan a exhibir el logo empresarial y derechos reservados de la obra). El otro extremo es que estos profesionales con prestigio científico firman autorías de publicaciones de investigaciones en las que NO participaron y así se esconde el autor real, equipos de la farmacéutica. Desde luego hay importantes “compensaciones” monetarias. Estos médicos e investigadores son presentados como “ liaison ” de empresa X o Z; el vocablo en inglés oculta que son “representantes o colaboradores” a sueldo de la industria médica. ¿Qué nombre le pondría usted a este que no es charlatán según la definición de la palabra? ¿Cómo llamarle cuando nadie aclara que su discurso es representando a la empresa de la que son liaisons ?
Retomaré el tema en el futuro. Vuelvo el sábado 1 de marzo. Mis saludos estimado lector.

Referencias
1. https://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1607-050X2012000200003
2. https://dle.rae.es/charlatán?m=form
3. Lara, L. F. (2024). Diccionario del español de México. Cd. México: El Colegio de México, A.C. p. 592.
4. Moreno-Castro, C. (2019). Charlatanes, storytelling y flujos de la información. La fascinación del relato en los discursos sobre salud. En C. Moreno-Castro, & L. Cano-Orón. Terapias complementarias en la esfera pública . (p.19-51). Madrid: Dextra Editorial.
5. https://elpais.com/internacional/2020-04-24/trump-sugiere-tratar-el-coronavirus-con-una-inyeccion-de-desinfectante-o-con-luz-solar.html

*Las opiniones y contenidos en este texto son responsabilidad total del autor y no de este medio de comunicación.
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