La semana pasada se aprobó en la Cámara de Diputados el presupuesto federal para 2026. Las diputadas y diputados morenistas lo presumen como un ejercicio de “redistribución justa” de los recursos de la nación, fuera de los cuarteles guinda, este presupuesto se interpreta como una serie de decisiones y acuerdos basados más en la política de colores partidistas, que en conocimientos técnicos.
Para este 2026, el país contará con un gasto neto superior a los 10.2 billones de pesos, marcados por recortes al Poder Judicial, al Tribunal Electoral, al Instituto Nacional Electoral, la Fiscalía General de la República y la Comisión Nacional de Derechos Humanos, por 17 mil 788 millones de pesos, a la par de una asignación insuficiente para atender el delicado asunto de la inseguridad, la salud y la educación.
Para la Secretaría de Energía, Morena aprobó un generoso aumento del 86.8% respecto al 2025, y para Pemex, que se ha convertido en una coladera de recursos públicos, una bolsa multimillonaria de más de 517 mil millones de pesos. Además, los legisladores de Morena y sus partidos aliados Partido del Trabajo y Partido Verde, se aprobaron un descarado aumento para su dieta, seguros de vida y aguinaldos, ignorando por completo las llamadas a misa de la entelarañada austeridad republicana.
Frente al derroche de Morena para los suyos, queda la realidad de las entidades federativas… mejor dicho: de algunas entidades federativas, como es el caso de Jalisco, que en 2026 recibirá un peso de presupuesto federal, por cada 38.50 que se le otorgarán a Tabasco para proyectos de inversión. De ese tamaño es el desprecio de la 4T para nuestro Estado.
Si bien en Jalisco se registra un aumento en las participaciones federales (Ramo 28) de más de 5% para 2026, la segunda parte del presupuesto, la que realmente ordena inversiones relevantes (Ramo 33, convenios de descentralización), presenta una caída de casi 49 por ciento, lo que significa menos presupuesto para educación, infraestructura social, salud y bienestar.
Y aquí emerge la pregunta inevitable: ¿Por qué a Jalisco le va mal con Morena? Porque la lógica presupuestal demuestra que el gobierno federal distribuye recursos de forma selectiva y condicionada más a colores partidistas, prioridades electorales y obras “prioritarias”. Es una realidad incómoda que a una de las economías más dinámicas del país, le devuelvan 2 de cada 10 pesos aportados a las arcas nacionales.
El caso de la Universidad de Guadalajara es otra muestra de ese desprecio a las y los jaliscienses y de cómo Morena ha decidido empeñar el futuro de Jalisco. Luego de que la Presidenta de la Comisión de Presupuesto –que dice ser jalisciense– asegurara que se corregiría el error presupuestal para la UdeG, se le otorgó una reasignación miserable de 1.69% completamente por debajo de la inflación, y hablamos de la segunda universidad pública más importante del país.
Días antes de la discusión del presupuesto, las y los priistas de Jalisco acudimos a la Cámara de Diputados, a solicitarles una reasignación de 20 mil millones de pesos para nuestro Estado, que debían ser destinados a obras de infraestructura carretera, hidráulica, seguridad y otros rubros prioritarios. Sin duda, lo que aprobaron la semana pasada, deja ver el poco amor que Morena profesa por nuestra tierra.