Donald Trump siempre negocia fuerte. Es su estilo de cabildeo. Sube y sube la apuesta hasta que su oponente cede. En una palabra, quien tiene más cartas gana la partida.
Trump deja de lado la máxima del lobbying que cita: “Se negocia para lograr un acuerdo para ganar-ganar”… y en geopolítica, esto es una regla insoslayable pues se pierde la buena diplomacia.
¿Acaso ceder territorio y prácticamente declarar una rendición, es un buen acuerdo para el pueblo ucraniano?
La fecha límite para que Volodimir Zelenski, el presidente de Ucrania, revise y firme el acuerdo de paz, se programó para el jueves 27 de noviembre, Día de Acción de Gracias en los Estados Unidos y que al firmarse el documento en ese día, vendría a enmarcar de manera simbólica la celebración nacional.
El plan de paz, de 28 puntos, fue diseñado por Dan Driscoll, secretario del Ejército de los Estados Unidos y contempla dos estrategias:
1. Reducir las fuerzas militares en Ucrania.
2. Que el país ocupado ceda a Rusia el control de la provincia de Donbás.
Al revisar las condiciones para la firma del documento es claro que Rusia sale ganando muy por encima de los deseos ucranianos. Vladimir Putin no es un negociador; actúa más como un frío conquistador. TODO O NADA.
Donald Trump le ha recordado a Zelenski que el mejor momento para detener el conflicto en Ucrania debió haber sido hace dos años, en vez de continuar con sus pretensiones de sostener la guerra con la ayuda de sus aliados europeos y de Joe Biden, que por aquel entonces, dirigía la Casa Blanca.
Los objetivos que la administración Trump persigue pasan por cerrar el conflicto y reducir la carga económica para ellos, así como reorientar el orden estratégico en Europa en donde EE.UU. esté menos comprometido.
Es claro que los riesgos e implicaciones para Ucrania son mayores, pues perdería soberanía y de a una, pierde en su futuro próximo, la oportunidad de ingresar a la OTAN.
Uno de los riesgos para los americanos es que su credibilidad al liderar Occidente puede sufrir una merma en la confianza de sus aliados, pues es claro que trata de beneficiar a Rusia, que claramente fue el país agresor e invasor. ¿Se debe premiar a la hostilidad?
Lo cierto es que este movimiento de Trump beneficia a la narrativa de AMERICA FIRST, buscando reducir compromisos exteriores prolongados para ellos.
Sin duda, también puede verse como una apuesta electoral al presentar para las elecciones intermedias al electorado esta acción como un logro republicano, EL FIN PARA LA GUERRA… que ya camina para su cuarto año.
El reloj camina.
Seguimos en conexión.